Alejarme de mi familia fue la mejor decisión que he tomado por mi bienestar
No todos podemos estar agradecidos por la familia que nos tocó, algunos aprendimos a la mala que alejarnos es el acto de amor más grande que podemos darnos

Alejarme de mi familia fue la mejor decisión que he tomado por mi bienestar (Pexels)
Cuando somos pequeños nos dicen que debemos estar agradecidos con nuestros padres por lo que hacen por nosotros, que les debemos todo y que no seriamos nada sin ellos. Nos meten en la cabeza un sinfín de reproches pasivos que nos hacen sentir en una deuda eterna. Lo viví hasta que entendí que alejarme de mi familia fue la mejor decisión que he tomado por mi bienestar.
De joven uno siempre le teme a vivir en una de esas familias en donde los padres tratan como servidumbre a los hijos, le tenemos miedo a terminar en una relación en donde no nos valoran y no cumplir nuestros sueños de tener una familia feliz. De lo que no nos damos cuenta es que vivir en una familia que te ignora, exige, compara y reprocha lo que hace, es peor aún que todo lo anterior.
Un paso grande, pero nunca hacia atrás
Un día me desperté dándome cuenta de que mi peor pesadilla ya se había vuelto realidad, que justo la familia que quería evitar formar era exactamente en la que estaba viviendo. Reflexioné sobre cada aspecto de mi vida y me di cuenta de que al final toda la presión, expectativas y estrés sobre lo que debía ser más adelante no era mío, era de alguien más.
En el momento en el que entendí que vivía bajo la capa de amargura y frustración de otras personas, entendí que salir de allí era lo correcto para mí, pues si quería alcanzar mi verdadero potencial, tener esa familia feliz, el trabajo de mis sueños y convertirme en la mejor versión de mí misma, tenía que dejar de complacer a otros, tenía que descubrir quién era sin las presiones.
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Haberme alejado de mi familia fue la mejor decisión que tomé por mi misma, no porque no los ame y no porque no les esté agradecida por aquellos momentos que me formaron; alejarme fue lo mejor porque solo así entendí que podía ser mejor de lo que me decían que era, que sí tenía el potencial y que creyendo en mí todo era posible. La distancia fue el mejor regalo que le pude haber dado a mi bienestar.
Crecer en otra parte
Haber crecido en una familia que nunca te hizo sentir suficiente, valorado o dignos de amor te enseña a no esperar nada de las personas y ver que cada conexión que logras es un verdadero logro. Te das cuenta que alejarte es la mejor forma de dejar de vivir preocupado, frustrado y triste. Descubres que la felicidad sí existe y que no todo es tan sombrío como te enseñaron a ver.
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Cuando nadie a tu alrededor te da lo que necesitas para seguir creciendo, debes volar hacia otra parte y despreocuparse por lo que otros digan. Salir del núcleo de una familia egocentrista, narcisista, manipuladora y encima emocionalmente opresiva, no es un acto de cobardía ni egoísmo, es un acto de amor propio en toda su expresión, y cuidar de tu bienestar cuando nadie más lo hace.
Haber tomado distancia de mi familia fue la mejor decisión que tomé en mi vida y sé que puede ser lo mismo para alguien más. No tengas miedo de lo que otras personas puedan decir o lo malagradecido que puedas parecer. Cuando ya no puedes con el peso de las emociones que ponen en ti necesitas salir de allí y tomar aire fresco. Tú no eres tu familia y no tienes porqué disculparte por eso.